El cultivo del olivo en Juncosa, situado en el corazón de Les Garrigues, es mucho más que una actividad agrícola. Es el reflejo de la historia, la tradición y la pasión de todas las generaciones que han trabajado estas tierras. Con sus terrazas, bancales, construcciones de piedra seca y campos de olivos, se conserva una forma de vida que ha ido pasando de padres a hijos. El término municipal de Juncosa, con bosques, plantas aromáticas y un terreno elevado, junto con la dureza de su clima, hacen que sus olivos, cultivados mediante técnicas tradicionales, sean la base de un aceite de oliva virgen extra de calidad excepcional. Un aceite que, año tras año, es fruto del esfuerzo y el trabajo de los agricultores, socios de la cooperativa, que mantienen viva la tradición.
Esta forma de cultivo, tradicional y respetuosa con el medio ambiente, es fundamental para entender la producción de aceite en Juncosa. El sistema de bancales reforzados con piedra seca permite que los olivos crezcan de manera saludable, ya que evita la erosión del suelo y fomenta la biodiversidad. La variedad de oliva arbequina, que destaca por su adaptabilidad a condiciones difíciles, es la protagonista de este cultivo.
La época de la cosecha es un proceso delicado y minucioso. La oliva se lleva inmediatamente al molino para ser molturada justo después de su recolección. Este respeto por el fruto es clave para obtener un aceite con sabor afrutado, una acidez reducida y una gran presencia de polifenoles, compuestos antioxidantes que no solo benefician la salud, sino que también contribuyen a una mejor conservación del aceite.
Esta calidad excepcional del producto no solo responde a una dedicación absoluta al cultivo, sino también a un modelo agrícola que contribuye activamente a la preservación del medio ambiente, fomentando la sostenibilidad del territorio y la mitigación del cambio climático.
Pero el valor de este modelo de cultivo va más allá de la producción de aceite. Las tierras de Juncosa son un patrimonio natural y cultural que debe protegerse; las construcciones de piedra seca y los paisajes modelados por el trabajo de los agricultores son un legado que nos habla de nuestra historia y de nuestra responsabilidad para conservarlo. Cada bancal, cada cabaña de piedra, cada olivo forma parte de este patrimonio, que no solo nos conecta con el pasado, sino que también marca el camino hacia el futuro. Conservar este paisaje es esencial para mantener vivo el territorio y su identidad.
A pesar de los esfuerzos por adaptarse a las nuevas tecnologías, como la instalación de sistemas de riego para estabilizar la producción, los agricultores de Juncosa siguen apostando por el cultivo tradicional, basándose en la calidad y la sostenibilidad. Esto les permite mantener vivo el legado de las tierras de Les Garrigues, ofreciendo un aceite de oliva de primera calidad.
El aceite de oliva “Les Cabanes” no solo es una apuesta por la calidad, sino también una forma de defender un modelo de cultivo sostenible y de preservar nuestro patrimonio natural.
En un mercado cada vez más dominado por grandes producciones a costes muy bajos, el producto de nuestra tierra, fruto de nuestro esfuerzo, tiene un valor aún mayor.
El aceite de oliva de la Cooperativa de Juncosa es un producto que cuenta una historia, que preserva la naturaleza y que refleja un compromiso con el territorio.
La labor de los agricultores que trabajan en la Cooperativa de Juncosa no es solo la de producir aceite, sino también la de mantener viva una tradición y proteger un patrimonio que forma parte de nuestra identidad.
Conservar estas tradiciones y cuidar la tierra es fundamental para seguir produciendo aceite de oliva de calidad, como el que ofrece el Aceite Les Cabanes.

